En un lugar de La Mancha

He estado estos días en una comida entre amigos de toda la vida, comida que solemos hacer todos los años, donde nos ponemos al día de la actualidad de nuestras vidas y realidades. Cada uno bajo su punto de vista y forma de pensar, solamente unidos por la gran amistad que nos profesamos, sin tener en cuenta ideas políticas ni estatus sociales. Como es lógico el tema central de nuestras conversaciones fue el estado actual en que se encuentra España.

La unanimidad era aplastante, pensábamos cómo se podía estar en manos de un prófugo de la justicia. Ninguno entiende que una Vicepresidenta de gobierno, que se precie, haya podido caer tan bajo e ir a Bruselas a reunirse con un prófugo de la justicia, a ofrecerle ilegalidades, prevendas anticonstitucionales que amenazan nuestra Constitución votada por la mayoría de los españoles. Todo por mantenerse en su poltrona, aunque peligre la unidad de la nación.

El Jefe de cualquier país o empresa, pone y quita, según el criterio que más convenga al bienestar de la gente y al bienestar común general, sin consentir ni el más mínimo vestigio de ruptura de la nación, Una e indivisible. Pues si Dios no lo remedia, tenemos un gobierno de traidores, mentirosos y en manos de los que quieren desmembrar , destruir, todos los pilares de un estado de derecho.

Nos preguntábamos los amigos, cómo frente a once millones de voluntades, nueve millones sean los que gobiernan a esta nación. Con éstas "mimbres", el futuro de España está en el aire. Los delincuentes en la calle del tal procés, riéndose de todos los españoles. Nos preguntábamos hasta dónde vamos a llegar y hasta cuándo. Nuestra única esperanza es el Rey, que tiene que poner las cosas en su sitio, salvando la Constitución y la unidad de España.